lunes, 7 de octubre de 2013

1974. Renault 12

Treinta y nueve primaveras ya han pasado. Y es que, al menos en esta dimensión, el tiempo sólo corre en un sentido. Es mediodía de un sábado de agosto y don Miguel sale despendolado por la Ronda de Atocha rumbo a la maternidad al volante de su nuevo Renault.
Nuevo porque apenas con un par de años de antigüedad se podía considerar como tal en aquellos tiempos. Evoluciones más lentas, un mercado que no se renovaba tan activamente, y modelos muy limitados ... utilitarios, el resto eran gamas para "ricos". Nunca estuvo mejor usada esa palabra : utilitario.
Y es que ese Renault 12 color ... ¿amarillo? ¿vainilla? ¿natilla? que se inauguró en su primer paseo como coche nupcial llenaría la vida de Miguel y su incipiente nueva famila de anécdotas durante su larga y extensa trayectoria. 
Sólo acabaría con él un flamante Renault 18 verde metalizado. Pero mientras tanto acumuló kilómetros plagados de sensaciones, de esas en colores raídos ahora, pero que sin duda a quien lo condujo le producía sensaciones que los nuevos automóviles han matado. La electrónica no existía, era electricidad simple y pura. Chispazos de bujías y cableado con circuitos que partiendo de los 12 voltios se ampliaban por el alternador. Coches bajos, con llantas de 13 pulgadas, neumáticos de "motocicleta" con rayados en zigzag, y calor, porque dentro de ellos se pasaba calor de verdad, del que te hace chorrear la espalda como las cataratas de Iguazú.
Hasta un par de días después yo no tendría el privilegio de conocerlo en mi primer paseo. La verdad es que aunque intento hacer memoria ni siquiera lo recuerdo. Pero meses antes ya había tenido una anécdota que marcaría su capó delantero. En el antiguo Safary Park de Madrid un león de la sabana castellana tuvo la feliz idea de subirse sobre la parte delantera y echarse una siestecita. Claro, eran otros tiempos en los que no había móviles ni cosas modernas, así que tras el susto inicial y una angustiosa espera a Miguel se le ocurrió la idea de dejar caer el coche en punto muerto para que el animalillo se "deslizara suavemente". Dicho y hecho, no sin que el felino melenudo tratara de mantener el equilibrio ante aquella caja que se movía bajo sus patas, clavando uñitas ... Dos maravillosos rastros de sus garras recorriendo el capó longitudinalmente a la imagen de una decoración "racing" fueron su firma durante unos cuantos días. Ya os digo que eran otros tiempos.
El coche que véis hoy es un kit de Lagartijakit sobre el Renault 12 que podéis encontrar en sus versiones de calle y TS. Un conjunto muy completo como viene siendo habitual en los productos de Juan Carlos y que en las manos adecuadas permite sacarle un acabado óptimo. Para ello, y como viene siendo habitual, nos encontramos con un despiece muy completo que incluye además de las piezas en resina, fotograbados, cristales en vacuforme transparente, ejes, llantas, tubo de escape, ... ¡¡¡y además me consta que ya existe la posibilidad de adquirir la mecánica completa y el chasis!!!
No ha sido muy difícil de trabajar, ya os digo que viene bien terminado y repasado, algo que es muy poco habitual en los fabricantes de kits en resina, y que siempre es muy de agradecer. Insisto, la relación calidad-precio como poquitas en este país y en el vecino.
Y mientras el R12 anda en las vitrinas del que fuera su dueño. Ya te falta uno menos para tenerlos todos,  papá.
Un saludo.
Miguel.

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