viernes, 20 de julio de 2012

OSCA MT4 Carrera Panamericana 1954

Hablar de los hermanos Maserati es evocar los inicios del automovilismo deportivo italianos en los albores del siglo XX. El primer automóvil Maserati, conocido como Tipo 26, ya demostró sus virtudes ganando en su categoría la Targa Florio de 1926 conducido por el propio Alfieri Maserati.

A partir de este resultado y evolucionando siempre sus mecánicas de una forma innovadora, llegaron a conseguir múltiples victorias, compitiendo con las más importantes marcas del momento.

Si la parte técnica funcionaba correctamente, el apartado financiero de la marca era un completo desastre, motivo por el que en el año 1937 no tuvieron más remedio que vender su empresa la familia Orsi de sobrados recursos, quienes impusieron la condición por la cual los hermanos se mantendría durante 10 años al frente de la oficina técnica.
Una vez cumplido el compromiso, los hermanos Maserati decidieron unirse nuevamente para fundar OSCA (Oficien Specializzate Construzioni Automobili).

Con las ideas más claras renunciaron de momento a construir coches de Gran Premio y centrarse en proyectar un vehículo de cilindrada media para competir en las categorías de sport.

Aquí es donde pasa al primer plano el OSCA MT4. Partiendo desde un principio con un sencillo motor de cuatro cilindros con un solo árbol de levas, que evolucionó mediante la instalación de una nueva culata biárbol que convirtió a este pequeño vehículo sport en un potencial ganador dentro de las pequeñas cilindradas.

A lo largo de su historia fue conducido por algunos de los más grandes de la época : Moss, Portago, Villoresi, Cabianca, Fagioli O Bonetto. El MT4 fue un claro dominador en las grandes pruebas de entonces : Mile Miglia, Targa Florio, Panamericana, Sebring o Le Mans.

Esta unidad corresponde a un kit de Slot Classic que una vez pasada por mis manos trata de asemejarse lo más fielmente posible a la unidad con número de chasis #1142 que fuera inicialmente propiedad de Giulio Cabianca, de cuyas manos pasó a las de Alfonso de Portago, el cual eliminó el color rojo original para vestirlo con su esquema preferido : negro con la enseña nacional española recorriendo la carrocería longitudinalmente.

Los resultados obtenidos con el pequeño sport no fueron los esperados, y por lo tanto las aspiraciones para la Carrera Panamericana de 1954 no eran las mejores, por lo que se inscribió para la misma con un Ferrari 750 Monza, de manera que no se tiene muy claro si lo prestó o lo regaló a su amigo Ernesto Mieres.

Aquí lo tenéis con la decoración y patrocinadores que el piloto argentino lució en la citada prueba, habiéndose seguido para ello, y siempre con objeto de ser lo más fiel posible a la realidad, toda la documentación fotográfica obtenida haciendo caso omiso de las instrucciones del fabricante dado que contienen muchas irregularidades.

Un coche único para una colección única.

Y por supuesto, fotografiado sobre una de esas peanas de Jorge, que siempre lucen espectaculares, y ponen más en valor (en su trocito de universo) cualquier obra.

Miguel.